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10 de abril de 2012

VII. DOLENCIAS MUSICALES: Lesiones más comunes entre los pianistas.


El piano es un muy complejo instrumento que, como todos ya sabemos pero no está de más decirlo, se toca (normalmente) sentado. Con mirarlo un poco se puede intuir, la cantidad de piezas,  mecanismos  y movimientos que se necesitan para hacer sonar una sola nota, desde el momento en que se pulsa la tecla hasta que repercute en la cuerda y se crea el sonido…

Durante los ensayos un pianista se pasa horas sentado frente al instrumento tocando 88 teclas, 36 negras y 52 blancas y presionando tres pedales. Si durante este tiempo la postura no es correcta, ya sabemos que en un futuro nos enfrentaremos a lesiones que requerirán reposo y un cese inmediato de la actividad. Como hemos estado viendo hasta ahora los músicos necesitan una serie de estiramientos y calentamientos previos a la puesta en marcha y los pianistas no iban a ser menos.

Salud para un músico significa en primer lugar el bienestar corporal, intelectual y espiritual a la hora de interpretar un instrumento. Sin duda alguna, la profesión de músico es una actividad de alto rendimiento en todos sus aspectos: el tocar un instrumento profesionalmente representa un trabajo altamente complejo.

Según el maestro de la escuela rusa Heinrich Neuhaus (1988-1964) en su obra Die Kunst des Klavierspielens (El arte del piano) un pianista debe conseguir reunir estas tres condiciones:

- Naturalidad. Una posición corporal natural.

- Relajación. Es imprescindible para un pianista conseguir esa relajación que le haga sentir fluir la energía. La punta de los dedos es, en los pianistas, el único punto de contacto con el instrumento. Hasta ellos llega el “chorro de energía” que debe ser transmitido al teclado, un mecanismo que no tiene nada que ver con presionar sino con apoyar el peso de los dedos sobre las teclas.

- Libertad. Cada movimiento se realiza con éxito sólo si se realiza con libertad.

Cuando se consiguen reunir estos tres requisitos, no solo los pianistas, cualquier intérprete sentirá como la música fluye a través de su cuerpo. Son años y años en los que además de estudiar y dominar el instrumento, también se tiene que conocer el cuerpo y saber respetarlo.

Y aquí es donde entro yo. He visualizado vídeos que me he encontrado o que me habéis mandado vosotros, he buscado clases con docentes que se han grabado mientras se impartían y las han colgado en internet, he leído artículos y noticias sobre pianistas y he contactado con un estudiante. Pero las conclusiones las intuí en los primeros pasos, era fácil verlo. Un pianista requiere una agilidad excepcional con los dedos, flexibilidad en las muñecas y los codos y una correcta postura anatómica que le permita tocar largas horas sentado sin dañar la espalda.

Estudiando cada instrumento y la interacción que se tiene con él, se han nombrado las lesionas más comunes que suelen padecer los músicos en las manos, los antebrazos, los brazos y los hombros. Lógicamente los pianistas no iban a ser menos. Al contrario, en elpais.com se publicó en su tiempo que, para crear un ámbito en el que profesionales de la medicina y de la música compartan experiencias y aporten soluciones a los problemas de salud específicos de su profesión, se fundó el Encuentro Música y Medicina en diálogo: Jornadas sobre el piano y el cuerpo humano, organizado por Musikeon, en la sede del Instituto Valenciano de la Música, el pasado mes de junio.

Transcribo: Uno de los ponentes que ha asistido a las sesiones ha sido Yerko Ivánovic Barbeito en su doble condición de compositor y pianista, por un lado, y de doctor en medicina, especializado en rehabilitación, por otro. "La enfermedad más común entre los pianistas es la epicondilitis, conocida como el codo de tenista", […] "Junto a ello es frecuente la tendinitis en la cara interna del codo y problemas en la musculatura de la mano, que, en ocasiones, puede ser más difícil de diagnosticar.”

Existen muchos artículos publicados con estadísticas que nos permiten ver la dimensión que adquiere el mundo de las lesiones en el ámbito musical. Para empezar, en “Pianista: entre la música y la medicina” podemos leer que en un estudio realizado con 121 pianistas italianos se encontró que un 39.6% tenían un trastorno  musculoesquelético y que la edad y las horas de estudio son variables significativas.

En la década de los 90´s se realizó un estudio con los músicos que fueron miembros de la New York Sate Music Teachers Association. Según este estudio, más de la mitad de ellos (no se dispone del número total de participantes), tenían problemas físicos relacionados con la ejecución pianística.

Durante todo el Ciclo hemos podido ver como las manos son la herramienta más preciada e imprescindible para un músico. Con los guitarristas repasamos su anatomía, la biomecánica y las principales dolencias que pueden afectar tanto a los dedos como a las muñecas. Con los percusionistas y los violinistas comprobamos las lesiones que se pueden adquirir en los codos y los hombros. Así que, supongo que este tema está más que trabajado y no quiero caer en repeticiones.


Simplemente recalco la necesidad de los estiramientos, que se deberían de hacer previamente al calentamiento, que como ya vimos en otra ocasión consiste en realizar ciertos ejercicios con los dedos en el propio instrumento. Existe una pieza musical, El piano virtuosos en 60 ejercicios, que consiste en una obra pedagógica  musical de Charles-Louis Hanon, que reúne sesenta ejercicios para piano compuestos para mejorar la velocidad, precisión, agilidad y fuerza en los dedos y muñecas de las manos. El pianista virtuoso en 60 ejercicios es más conocido popularmente como Hanon y sigue teniendo gran aceptación hoy día entre profesores y estudiantes.

Tan importante es para un pianista las manos como la espalda. Una correcta postura anatómica a la hora de enfrentarse al instrumento es fundamental para mantener la columna en perfecto estado y a pleno rendimiento. A pesar de ser un tipo de trabajo estático, una lesión postural es tan faenosa como una lesión por un esfuerzo mal realizado.

El estar sentado aumenta el peso en la columna vertebral más que el estar de pie. Además de contracturas musculares dolorosas e irritantes a nivel de los puntos de inserción de los tendones y de las articulaciones, las malas posturas mantenidas largo tiempo pueden producir lesiones de columna vertebral e incluso deformaciones permanentes.

Pero vámonos al principio. Las vértebras son los huesos que se unen entre sí para formar la columna vertebral, que está constituida por 7 vértebras cervicales, 12 torácicas, 5 lumbares, el sacro y el coxis. Deben tenerse en cuenta los siguientes puntos:

1- La columna vertebral no está construida solo de vértebras, éstas son únicamente su armazón ósea.


2- Las vértebras están unidas entre sí por un disco fibrocartilaginoso, el disco intervertebral, localizado entre los distintos cuerpos vertebrales.

3- Las apófisis*  articulares superior e inferior de las vértebras toman contacto entre sí y delimitan, junto con el disco intervertebral, el denominado agujero intervertebral, a través del cual pasan los nervios espinales.

4- Si sumamos todos estos agujeros intervertebrales constituyen un conducto espinal, o canal medular.

* Las apófisis, son la parte saliente de un hueso en la que éste se articula o en la que se presentan las inserciones de los músculos.


No nos vamos a meter en las distintas partes de una vértebra, ni en las diferencias que existen entre ellas, porque lo que realmente me interesa es el conjunto. La movilidad que presentan dos vértebras vecinas es muy escasa, sin embargo, la columna vertebral en buenas condiciones es capaz de efectuar una gran cantidad de movimientos. Esto es posible por el efecto global derivado de la suma de estos pequeños movimientos registrados entre las vértebras vecinas.

Y como la cosa va de estar sentados podríamos ver sobre qué huesos nos acomodamos, por eso, voy a incluir la pelvis, ya que sus movimientos no se pueden disociar de los movimientos de las vértebras.

Básicamente la pelvis o cintura pélvica es un anillo óseo formado principalmente por tres elementos: el sacro y los dos huesos ilíacos (así como el coxis). También es el lugar donde se articulan los fémures con el tronco, por lo que se convierte en un elemento transmisor de presiones.


Los ilíacos son huesos planos que están constituidos por la fusión de tres huesos primitivos que se unen por medio de un cartílago en forma de Y: ilión, en la parte superior que constituye la fosa ilíaca externa, isquión, en la región posterior y pubis en la región anterior.

Una vez visto más o menos y de forma resumida los huesos que componen la columna vertebral y la cadera sí podemos ver bien cuál sería la postura más correcta para la práctica pianística.

La posición corporal que un pianista debe adoptar es sentado y derecho frente al piano. Con las piernas ligeramente abiertas y los pies cómodamente tocando el suelo. Si se pretende pisar el pedal (cualquiera que sea) el pie estará cercano a él pero en el suelo.

La espalda debe estar derecha (recta). Hay que intentar no jorobarse, para evitar dañar a la columna. Es un vicio muy común. Si comparamos a un pianista que se joroba con un pianista que mantiene la posición recta de la espalda veremos que eleva mucho la imagen y con esto, aunque no lo parezca, aumenta la calidad de la interpretación.

Según “Beyer”, la Preparatoria para estudiar piano op.10, uno de los métodos más reconocidos para aprender a tocar, la mano debe mantener una posición alineada con el antebrazo para evitar sobrecarga en la musculatura flexoextensora de la muñeca, es decir que la muñeca debe cumplir la misma altura (ni más hacia abajo, ni más hacia arriba) del antebrazo. La altura del taburete debe ajustarse de forma que el brazo y el antebrazo formen un ángulo de 90 grados.

Sin embargo, cualquier técnica que describa el posicionamiento ante el instrumento es debatida por los músicos ya que depende mucho el cuerpo de cada persona. Por lo tanto, el verdadero secreto puede ser encontrar un equilibrio para que todos los elementos puedan funcionar correctamente y con el menor esfuerzo posible. 

Dentro de las lesiones más repetidas entre los pianistas, las afecciones esqueléticas son las más comunes. Al sentarse, el músico debe intentar buscar una posición cómoda y correcta, de lo contrario enseguida cogerá malos hábitos en la postura y llegarán los problemas. Además la práctica continuada de 6 a 8 horas conlleva a que se sobrecarguen las estructuras óseas.

Las lesiones de columna cuando pasan desapercibidas o son mal manejadas pueden ocasionar daños importantes. Si al trabajar sentado se adopta una postura flexionada o encorvada, repercute desfavorablemente en el individuo, sobrecargando los ligamentos posteriores de la espalda, lo que origina dolores y malestar.

A los pianistas se les puede comparar, en cierta parte y desde el punto de vista anatómico, con un informático, un mecanógrafo o un oficinista  por ejemplo. Personas que ejercen su trabajo sentados y que requieren el sobreuso de las manos, muñecas y codos para desempeñar su labor. Y como ellos, nuestros músicos sufren dolencias tales como cervicalgia, dorsalgia, lumbalgia y ciática.


1- Cervicalgia:

Dentro de esta afección se incluyen todos los dolores posteriores o posterolaterales del cuello. Constituyen dolencias de origen óseo, articular y muscular que afectarán fundamentalmente a la musculatura.

Los síntomas más comunes son un dolor que se acentúa con la fatiga, sobre todo a la hora de realizar ciertas actividades y que se irradia con frecuencia hacia la región escapular y hombro.

Éste dolor aumenta después del descanso nocturno, por lo general, debido a la inactividad muscular y a que se produce un enlentecimiento de la circulación.

Los movimientos o esfuerzos bruscos lo agudizarán. Y la limitación de los movimientos del cuello, que van acompañados de sensación de fricción o ruidos, se limitan sobre todo en la inflexión y en las rotaciones laterales.

Existen numerosas técnicas de masajes específicas para este tipo de dolencias que buscan la relajación y descontracción muscular, equilibrando la tensión en el músculo y previniendo nuevas tensiones.

2- Dorsalgia:

Consiste en todos los dolores originados en las vértebras dorsales, que como ya sabemos están localizadas en la parte media de la espalda. Quizás, de las cuatro dolencias que vamos a tratar, ésta es la que menos sufren los pianistas, pero sin embargo, está incluida en las estadísticas.

Los síntomas más característicos de las dorsalgias son sensación de pesadez y carga en la espalda que causan un dolor que va en aumento sobre todo cuando se está por tiempo prolongado en una misma postura. Puede limitar el movimiento en la zona dorsal de la espalda.

Estos dolores se deben a una contractura muscular, cuya tensión prolongada comprime los vasos sanguíneos e impide que la sangre alimente y oxigene las fibras musculares. Si el fenómeno se prolonga, se acumula ácido y los vasos sanguíneos se atrofian. El dolor se vuelve permanente o reaparece al poco tiempo de empezar a trabajar en posición desfavorable. 

Los programas específicos para tratar las Dorsalgias, además de hacer desaparecer la posible contractura ocasionada, también ayudan a recuperar normalidad de la circulación sanguínea.

3. Lumbalgia:

La lumbalgia se caracteriza por dolor en la región lumbar, a veces central, y en otras ocasiones paravertebral. Este dolor puede extenderse hacia la región dorsal inferior y hacia el canal raquídeo.

Hay que destacar que el 80% de la población va a padecer lumbalgia en alguna etapa de su vida, normalmente entre los 30 y los 50 años. ¿Entras en la estadística?

Existen muchas causas que llevan al desarrollo de una lumbalgia, pero en este caso nos quedamos con las alteraciones posturales que pueden derivar en dolores lumbares por sobrecarga en los ligamentos o por alteración discal. Dichas alteraciones pueden ser debidas a posiciones incorrectas.

Los síntomas varían dependiendo del tipo de lumbalgia al que nos enfrentamos, y en esta ocasión vamos a ver dos tipos:

Lumbalgia aguda o lumbago: Suele comenzar de forma brusca tras realizar un esfuerzo o un falso movimiento. Se produce un bloqueo de la columna lumbar, una posición antiálgica marcada y una cierta imposibilidad a mantenerse de pie o andar.

Lumbalgia crónica: Es la más frecuente y predomina en pacientes de más de 35 años, con vida sedentaria y alteraciones posturales. Se siente un dolor lumbar bajo, agudo y unilateral que se suele irradiar hacia las nalgas y que aumenta con el esfuerzo y con la fatiga (mantenimiento de la posición durante bastante tiempo) y calma con el reposo. A diferencia de la lumbalgia aguda, ésta no tiene posición antiálgica.

Tu Quiromasajista debería realizar una valoración para determinar las actitudes viciosas y el aplanamiento lumbar, las posibles contracturas musculares, la limitación de movimientos y los puntos dolorosos. Con todo ello se podrá llevar a cabo un tratamiento a la medida de la dolencia.

4- Ciática:

La ciática ocurre cuando hay presión o daño en el nervio ciático. Este nervio comienza en la región lumbar y baja por la parte posterior de cada pierna. Este nervio controla los músculos de la parte posterior de la rodilla y región inferior de la pierna e igualmente proporciona sensibilidad a la parte posterior del muslo, parte de la región inferior de la pierna y a la planta del pie.

El dolor ciático puede variar ampliamente. Puede sentirse como un hormigueo leve, dolor sordo o una sensación de ardor. En algunos casos, el dolor es tan intenso que imposibilita el movimiento de la persona.

Si un pianista sufre ciática  al pasar mucho tiempo sentado, debe ubicar los pies tocando el suelo y las rodillas dobladas normalmente, adoptando una posición adecuada y cómoda para la práctica.

La mejor prevención que existe para todo este tipo de dolencias es una buena forma física, un programa de ejercicios que implique un fortalecimiento tanto de la zona abdominal como de la espalda y una buena tabla  de estiramientos que nos proporcione flexibilidad y posibilidad de movimientos.

Cuando se realizan estiramientos en la espalda hay que tener en cuenta varios aspectos:

1- Si se padecen problemas en el cuello, hay que ser muy cuidadoso con los estiramientos.

2- Si escoges ejercicios que requieran tumbarse en el suelo, es mejor hacerlo sobre una superficie firme pero blanda, si es demasiado dura el cuerpo no se relaja fácilmente.

3- Si la espalda está muy tensa, no se debe de estirar mucho al principio. Se trabajaría la técnica y el control del equilibrio en los ejercicios  y se practicaría lentamente para que el ejercicio resulte fácil, concentrando la atención en sentirse relajado. No queremos provocar más tensiones, sino deshacernos de las que tenemos.

Se trata de mantener el cuerpo sano y conseguir un equilibrio entre la música y la salud.  La técnica del piano no es sólo un juego de precisión, sino que también se basa en la incorporación y unificación de un gran número de conceptos físicos. Interpretar de una manera correcta tiene que permitirte tocar sin dolor de forma constante, automática y no debe requerir esfuerzo alguno. 

Con todo esto poco más me queda por decir. Simplemente ofreceros esas gotitas de placer que me hacéis llegar con vuestros vídeos o que me encuentro yo por el camino.

Esta vez he tenido serios problemas a la hora de escoger intérpretes y canciones. No tenía ninguna duda de que esta entrada estaba muy inspirada en el jazz, estilo que más me gusta y apasiona, pero ¿de entre todos los maestros a quién presentar? Chucho Valdez, Oscar Peterson, Bud Powell, Ray Charles, McCoy Tyner, Teddy Wilson… y así hasta cien que se pueden citar uno detrás de otro. Por eso, una vez más apuesto por aquellos intérpretes más anónimos, que ahora, gracias a internet, tenemos la suerte de escuchar.

El primero se trata de un pianista tocando su piano en el mismísimo Saint Germain boulevard, en plena calle puedes tener la suerte de tropezarte con talentos como este, apasionado dónde los haya, y electrizante como poco…


El segundo recoge una improvisación. No es muy fácil encontrar buenos vídeos de jazz con una calidad aceptable, y en el que se vea claramente al músico en cuestión interpretando y moviendo su cuerpo.  Este me lo habéis mandado uno vosotros y me gustó el estilo, así que gracias por facilitarme el trabajo.


Este tercero no podía dejar de ponerlo, consiste en una escena de la película de Tim Burton “La novia cadáver” donde aparecen Víctor y Emily interpretando al piano una pieza de la BSO. No dejéis de verla porque es francamente buena.



Y ahora sí que he terminado. Pero quería agradeceros otra vez, que sigáis ahí conmigo.

GRACIAS.




"Una pizca más de sabiduría"
Yo solo os doy el primer paso.
Si queréis seguir mirando las lesiones con más profundidad
os recomiendo visitar este blog





3 comentarios:

  1. Exquisita forma de tratar a los músicos.
    Entrada piano genial.
    Muy recomendable.

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  2. Wow !!!

    Gracias por tus palabras, me ha gustado mucho leer tu comentario,
    no sé si eres asiduo o si te encontraste con la música en esta pequeña parte de la red.

    Espero que sigas visitándome y saludos.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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